viernes, 5 de febrero de 2016

Reseña: "Todas las hadas del reino", de Laura Gallego - Cuentos de hadas, desde el punto de vista del hada

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Camelia es un hada que lleva trescientos años ayudando con gran eficacia a jóvenes doncellas y aspirantes a héroe para que alcancen sus propios finales felices. Su magia y su ingenio nunca le han fallado, pero todo empieza a complicarse cuando le encomiendan a Simón, un mozo de cuadra que necesita su ayuda desesperadamente. Camelia ha solucionado casos más difíciles; pero, por algún motivo, con Simón las cosas comienzan a torcerse de forma inexplicable...

Y la tapa es bonita
Título: Todas las hadas del reino

Autora: Laura Gallego

Saga: No

Páginas: 480

Editorial: Montena

Encuadernación: rústica con solapa

Año de publicación: 2015

Precio: $240

Laura Gallego parece tener un talento especial para tomar algo mil veces visto y darle la vuelta. Algo así como las CLAMP del Anime y el Manga, pero en literatura y de España. Leer sus novelas es un gusto, con un gusto diferente a lo usual, porque cuando lees sus textos ves que sabe lo que hace, que ha leído mucho, y que le gusta lo que escribe.

Los dos se volvieron para mirarlo, esa vez con cierta suspicacia. 
—Quizá lo haya hechizado —le dijo la reina al rey. 
—No estoy hechizado, madre —respondió el príncipe; empezaba amostrarse menos turbado y bastante más molesto. 
La reina frunció el ceño. 
—¿Estás totalmente seguro de que no has comido nada cocinado por ella?¿No llevas puesta ninguna joya que te haya regalado, ninguna prenda quehaya tejido con sus propias manos…? 
—No, madre. 
—Hummm —dijo la reina—. Bien; si no es adoptada ni tiene marcas denacimiento, sin duda será la tercera de tres hermanas. —El joven negó conla cabeza—. ¿No? Pues la séptima hija de un séptimo hijo. 
—Eso explicaría lo del hechizo —apuntó el rey.


En esta novela, todo empieza como el final feliz de un clásico cuento de hadas: un joven príncipe les presenta a su futura esposa a sus padres. No es una princesa perdida, ni tiene un árbol genealógica de sangre real, ni es un ser fantástico. Es una simple aldeana, y ella y el príncipe se han enamorado. Y van a casarse. Todo gracias a la ayuda de Camelia, el hada madrina.

—Quizá he esperado demasiado de la vida, del futuro…, del amor —
susurró ella por fin—. Deseos y pensamientos que una princesa no puede
permitirse. Cuando era más joven leía novelas románticas y soñaba con
encontrar al amor de mi vida. Pero, a mi alrededor, mis padres y sus
consejeros hablaban de pactos y alianzas… y por eso juré delante de todo el
mundo que jamás me casaría por razones políticas. Ahora comprendo que
mis padres me siguieron la corriente y que solo aguardaban a que mi
ingenuidad se fuese evaporando con el tiempo. Porque ahora… 
—… te están buscando marido, ¿verdad? —adivinó Camelia—. Porque
piensan que ya lo has demorado demasiado y, por otro lado, no pueden
arriesgarse a que hagas una elección que…, digamos…, no se ajuste a sus
intereses. Pero tú sigues esperando a la persona adecuada, ¿me equivoco? 
—No —respondió ella a media voz—. ¿Cómo lo sabes? 
Camelia se permitió esbozar una de sus medias sonrisas. 
—Porque es parte de mi trabajo, querida. Y encuentro muy loable tu
deseo de casarte por amor, como debe ser. Pero ¿te has planteado que es
posible que alguno de tus pretendientes sea, en efecto, la persona adecuada
para ti, aunque no se parezca al príncipe perfecto que has soñado?


Y ya desde estos primeros capítulos, que pueden ser desde unos pocos párrafos a varias páginas, se ve cómo va la cosa. Aunque no va desde el punto de vista al que estamos acostumbradas, sino de uno que no había visto bien representado sino hasta ahora: el de las hadas madrinas.

—Sí, es que este condenado animal me ha tirado al suelo varias veces —suspiró, devolviéndole la sonrisa—. Tengo todos los huesos molidos. 
—Un caballerizo que no sabe montar a caballo —observó Camelia—.Esto sí que es una novedad. 
—La princesa Asteria es una excelente amazona y os garantizo que nosabe ni cepillar a su caballo —replicó él—. Por eso los jinetes a menudonecesitan caballerizos. Pero no les pagan lo suficiente para que puedancomprar sus propios caballos y convertirse en jinetes a su vez. Porqueentonces se quedarían sin buenos caballerizos, ya que estos se limitarían acuidar de sus propios caballos, y no se preocuparían por los de los demás.Así es como funciona el mundo, ¿no es cierto? 
—Bien, pero tú no eres un caballerizo cualquiera: eres un aspirante ahéroe, así que deja de quejarte y aprende a montar, si no quieres quedartemirando cómo tu bella princesa se aleja hacia el horizonte cabalgando juntoa su príncipe perfecto a lomos de un corcel blanco con crines de plata.


Camelia es un hada madrina muy buena, que ha salido del Reino de las Hadas con la noble idea de ayudar a la Humanidad. Una Humanidad llena de reinos, debido a la gran cantidad de héroes que se han ganado "la mano de mi hija y la mitad del reino". Las hadas madrinas, siete en principio y ahora un par menos, han cumplido con su cometido con mayor o menor suerte... tal y como se puede leer en los cuentos de hadas de toda la vida. Cuentos en donde no se le pregunta al hada su nombre, por lo que nunca se pudo decir si era una sola o varias.

Conforme pasan los capítulos, conocemos a las otras hadas, a los ahijados, a otros seres fantásticos (Ancestrales, brujas) y objetos de la misma índole, como espejos y varitas (que no son los que se espera que sean). En este escenario fantástico, la historia de Camelia empieza a tomar forma definitiva al conocer a Simón, un ahijado de una hada colega que no tiene muchas ganas de hacer su trabajo con él.

Se trata de un muchacho que trabaja en las cuadras del castillo. Se ha enamorado de la princesa Asteria, que mora en el castillo, y no sabe cómo ganarse su amor. Con la ayuda de su hada madrina, espera poder ganarse el corazón de su dama, y poco a poco empieza a acercarse a su objetivo... no de la forma en que esperaba, por supuesto.

Laura Gallego sabe lo que hace, quizás porque lleva más de quince años publicando libros, y eso se nota. De la misma forma que se nota que sabe sobre cuentos de hadas, y le da una lógica y un marco donde su existir tiene sentido. Leer cada página es un placer, no sólo porque los personajes te son familiares, sino porque comprendes sus motivos, y sientes empatía con ellos.

Quieres saber cómo termina la enredada historia, cómo va a terminar cada personaje sabiendo que las apuestas son cada vez más altas. Quizás las brujas no sean tan malas como se las pinta, las hadas no son seres sin sentimientos, los príncipes y princesas pueden ser menos agradables de lo que se cree, y una serie de elementos que, más que deconstruir el género, le dan lógica interna.

El resultado: una maravilla, sea que te gusten los cuentos de hadas o una buena historia.

Nota final: 9/10

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